Me gusta hablar sola. Me gusta
hacer teatros, imaginarme que hago entrevistas a gentes que me resultan interesantes.
Imaginarme que soy la entrevistada… Me gusta mantener conversaciones kilométricas
con amigos que existen aunque ellos no estén; y hasta me imagino lo que pudieran
responderme. Me gusta entablar diálogos reales con personas imaginarias o con
seres reales que haya visto en algún lugar y que por una cosa o por otra me
resultan llamativ@s …
... Me gusta, me encanta, me súper encanta y me disloca.
Me gusta pensar en voz alta. No
os imagináis la de dinero que me estoy ahorrando en psicoanalistas, en coach,
psicólogos o psiquiatras… Porque estoy de atar, soy consciente de ello. Siempre
fui ‘planetaria’ (es la definición que empleaba mi madre cuando me ponía a discernir
acerca de mi visión sobre los aspectos de la realidad o cuando le hacía ruidos
raros con la garganta para que ella me reprendiera); siempre fui un poco ‘rara’
y/o excesivamente trascendental, a ratos.
Pudiera decirse que desde más pequeña
de la cuenta me planteaba historias o sacaba conclusiones no demasiado normales
para la edad que tenía. Ahora también...
… Pero me auto-controlo bastante
y me auto-trato y me auto-escucho…
Hay sectores tan privados de una
que ni tan siquiera pueden ser contados a una misma. Se da la existencia de 2 ‘YOS’
diferentes sin que quieran coincidir ni verse en ningún momento cara a cara el uno
con el otro. Se rehúyen de manera permanente;
… Pudiera definirlos como el YO
LIBRE, que es lo que pienso si dejo mi mente libre, FREE, de todo, de
prejuicios y de perjuicios, de ataduras, de culpas, pecados u oscuridades, que
así nos han sido impuestas o vendidas por tradición… y el segundo YO, el digno
y el formal, es todo lo que DEBO DE pensar, lo políticamente idóneo, sobreviniendo
con ello corsés, cuerdas y estigmas varios a la mente, siguiendo un catecismo
de lo que se supone que es lo correcto.
Yo disfruto haciendo choques frontales
entre ellos. Es en esos casos cuando practico el auto-oírme, la auto-escucha.
No debe darme miedo a expresar nada en voz alta. Sacarlo de dentro de mí, vomitarlo,
hacerme la maniobra de Heimlich, como si en mi garganta residiera un trozo de
hueso o cualquier otro cuerpo extraño deseando de ser expulsado bajo peligro de
asfixia.
Hablo en voz alta si es que algo
me incomoda. O si busco aseverar algo. En el coche entono parrafadas inmensas sobre
lo que tengo que hacer a lo largo del día. Y no siempre ejercito éste hablar
sola a solas; también le pido a mi amor que me oiga cuando planifico la
infinidad de cosas que tengo pendientes. Da igual que me oiga o me preste
atención. Me es indiferente para el resultado pretendido. Me sirve para
recordarlas, me da seguridad detallarlas en
voz alta… me gusta, me súper gusta, me disloca…
Animo a todo el mundo a realizar
el ejercicio de hablar en voz alta con uno mismo. Ni te imaginas las de errores
que encuentras cuando los sonidos salen a la realidad, al mundo exterior y se
topan con las trabas aquí habidas. La de mistakes habidos en nuestros proyectos
mentales una vez ellos son pronunciados en la realidad.
Ni os imagináis los suspiros de alivio
con los que me auto-sorprendo a veces cuando tengo pensamientos tormentosos dentro
de mí y al sacarlos al mundanal ruido se relativizan y se hacen más y más y más
pequeños, hasta casi llegar a desparecer.
Otros fantasmas siguen, sin embargo,
permaneciendo igual de grandes, pero dejan de atormentarme en mis adentros,
para hacerlo desde mis afueras… siendo este el primer paso para finalmente
contarlo, para compartirlo y por tanto iniciar la tendencia de este miedo a la
desaparición. O cuanto menos a situarlo en peligro de extinción… casi OK para
el remate final o aniquilación del mismo.
Abogo por el auto tratamiento de
nuestros consientes y subconscientes. Abogo por enfrentarnos a nuestros
fantasmas más ocultos sin necesidad de comunicárselo a nadie más que a ti
misma. Abogo, qué lástima, por la ruina directa de los profesionales de las
mentes… a cualquier dependencia de ellos y que suponen un caminar constante a
base de muletas…
El desahogo, la comunicación y
expresión en voz alta de cualquiera de nuestros miedos, fobias, traumas, problemas
considerados por nosotros como tales, evita el encallamiento de los mismos
dentro de nosotros, evita el pudrimiento y el malestar de nuestros órganos y de
nuestras células para eliminar con ello cualquier posibilidad de podredumbre interior,
y que termina manifestándose a modo de enfermedad.
Dialoga, habla, comunica… teatraliza
tu propia vida y ríete de Janeiro.
Ejercita y paga la cuota vitalicia de tu propio Gym interior,
para que tanto la maquinaria como la carcasa… para que tanto la pulpa como la cáscara se encuentren
al 100% de optimización…
... Buen Día a todos los YoS que nos contemplen...
... Haz de tu Vida Un Arte!